La cercanía del fuego de El Herradón de Pinares con el embalse de Serones ha hecho que el Ejército de Tierra centrara sus esfuerzos en impedir que las cenizas llegaran a la presa y contaminasen el agua que abastece a la capital abulense. Ahora se mira con angustia al cielo, ante la posibilidad de lluvias que pudieran arrastrar la tierra carbonizada hacia el embalse.