Cuando los niños son ingresados hay un espacio que se convierte en el cole dentro del hospital para no perder sus rutinas ni el ritmo escolar y hacer su estancia más agradable. Aquí juegan, aprenden y lo más importante: durante unas horas se olvidan de su enfermedad.
Acuden niños desde Infantil hasta Secundaria. Las estancias suelen ser cortas. Un par de días por una apendicitis, una semana en otros procesos; más de un mes en los casos con cáncer. El aula se convierte en cobijo no solo para los niños también para los padres.
La Federación Española de Padres con Niños con Cáncer pide que en todos los casos puedan utilizar este recurso hasta los 18 años.
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