La sequía y los cambios tan bruscos de temperatura tienen en vilo a los profesionales del campo, pero también a los hortelanos por afición. Los usuarios de los huertos urbanos entienden mejor que nunca la preocupación del campo.
El último verano ya tuvieron restricciones a la hora de regar en los huertos urbanos de Valladolid, donde acuden diariamente 200 personas, entre los 18 y los 65 años. Por eso, los responsables promueven el riego por goteo y el uso de abono natural. En las parcelas cultivadas por jubilados en la finca de la Escuela de Ingeniería Agrícola y Agroambiental, INEA ha realizado un ensayo de compostaje con restos de poda del ayuntamiento y cenizas de biomasa urbana utilizada por la Universidad de Valladolid. Su conclusión: la utilización de este abono natural en el terreno ayuda a la absorción de CO2.
También los técnicos y profesores de INEA enseñan a estos hortelanos por afición prácticas que ayudan a paliar los efectos de la sequía. Un ejemplo es el mulching o colocación de cubiertas vegetales que permiten retener agua y a capturar gases de efecto invernadero.
Además del autoabastecimiento, estos huertos en la ciudad sirven para sembrar la semilla del cuidado del medio ambiente.
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