La plantilla de médicos en los centros penitenciarios está bajo mínimos y no llega relevo generacional para los que se jubilan. Las cárceles españolas arrastran desde hace años un déficit de médicos. Solo hay ocupados 160 de los 500 puestos. Los médicos penitenciarios, dependientes de Interior, deberían haber sido transferidos a los sistemas sanitarios de las comunidades autónomas desde hace 20 años en aplicación de una ley de 2003. Solo se ha hecho en Cataluña, País Vasco y Navarra.
Esto conlleva diferencia salariales con respecto a los médicos de familia de Atención Primaria de 1.000 euros. La Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria señala que esa desigualdad de condiciones laborales hace poco atractivas la oferta de plazas y está provocando unas cascadas de adelanto de jubilaciones a los 60 años.
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